COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 37

Tomo I 9- ¿ES CORRECTO QUE LAS MUJERES HABLEN, OREN O ENSEÑEN EN PÚBLICO? “¿Qué dice la Escritura?” Respuesta a una carta: Compartimos plenamente todos los ejercicios de corazón que Ud. está experimentando acerca de este tema. Creemos que obra de una manera absolutamente correcta al rehusarse estar presente cuando una mujer toma la palabra para hablar u orar en público. El espíritu y la enseñanza del Nuevo Testamento están en contra de semejante práctica. A la mujer se le manda el «silencio» en público o en presencia de un hombre (1.ª Timoteo 2:8-11). En cuanto a 1.ª Corintios 11, no encontramos nada acerca de la reunión de asamblea hasta el v. 17, donde se introduce un nuevo tema; y, como bien Ud. lo hace notar, el Espíritu de Dios no puede contradecirse. Éste no puede decirle a la mujer en un lugar que guarde silencio, y, en otro pasaje, que rompa ese silencio. Es contrario a Dios, y contrario a la naturaleza, que una mujer proceda como predicadora en público. La mujer debe ilustrar el lugar propio de la Iglesia —la sujeción—, no la enseñanza. La Iglesia no enseña —no debiera hacerlo—, y si lo hiciera, sería falsa. “Toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe” (Apocalipsis 2:20). Éste es el espíritu y el genio del papado. Decir que la iglesia tiene poder para decretar, estatuir y enseñar, es apostasía. La iglesia es enseñada por la Palabra de Dios. Ella ha de obedecer y estar en sujeción. Debiera ser “columna y baluarte de la verdad” (1.ª Timoteo 3:15), es decir, debería sostener y mantener la verdad, pero nunca enseñar. Tal es la invariable enseñanza del Nuevo Testamento en cuanto a la Iglesia, de la cual la mujer debiera ser la imagen. Continuará...

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