COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 43

Tomo I 9- ¿ES CORRECTO QUE LAS MUJERES HABLEN, OREN O ENSEÑEN EN PÚBLICO? “¿Qué dice la Escritura?” Respuesta a una carta: Es muy importante notar esto. En el capítulo 14, la enseñanza es categórica, formal e inequívoca: “Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación” (v. 34-35). Y leemos asimismo en 1.ª Timoteo 2:11-12: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.” Pero se esgrime también el argumento de que predicar el Evangelio a los inconversos, no es «enseñar en la Iglesia». A ello respondemos que el Espíritu Santo manda a la mujer a estar en silencio, y a ser “cuidadosas de su casa” (Tito 2:5). Qué tanta obediencia a estos santos mandamientos es compatible con ir de un lugar a otro, y predicar a numerosos auditorios, queda en manos de otros juzgar. Puede, no obstante, preguntarse: ¿No hay ninguna forma en que una mujer pueda tomar parte en la obra del Señor? Seguramente que sí. En Lucas 8:2-3 leemos de ciertas mujeres que gozaban del elevado privilegio de ministrar directamente al mismo Señor; y en Filipenses 4:3, leemos de otras mujeres que trabajaron o combatieron junto con el apóstol en el Evangelio. Hay un sinnúmero de formas en que una mujer puede colaborar en la obra del Señor sin salir de la esfera de actividad que le ha sido divinamente asignada y actuar en oposición a la voz de la naturaleza y a la autoridad de las santas Escrituras.

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