COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 48

Tomo I 10- “HERMANOS SANTOS” Sería difícil expresar convenientemente y enumerar las terribles consecuencias de tal error. En primer lugar, lleva aparejado una positiva blasfemia contra la Persona del Hijo de Dios; es la negación de su humanidad absolutamente pura, sin pecado, perfecta. En su humanidad, era tal que el ángel podía decir a la virgen María: “El Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35). Su naturaleza humana era absolutamente santa. Como hombre, no conoció pecado. Fue el único hombre en la tierra de quien podía decirse ello. Era único, absolutamente solo en esa condición. No había ni podía haber ninguna unión con él en su encarnación. ¿Cómo el Santo y los profanos, el Puro y los impuros, el Inmaculado y los manchados habrían podido ser unidos alguna vez? ¡Ello era absolutamente imposible! Aquellos que piensan y dicen que tal cosa era posible, yerran grandemente, ignorando las Escrituras y al Hijo de Dios. Además, aquellos que hablan de unión en la encarnación son muy manifiestamente enemigos de la cruz de Cristo. En efecto, ¿qué necesidad habría de la cruz, de la muerte o de la sangre de Cristo, si los pecadores pudiesen estar unidos a Él en su encarnación? Ninguna, seguramente. No habría ninguna necesidad de expiación, ninguna necesidad de propiciación, ninguna necesidad de los sufrimientos y de la muerte de Cristo como sustituto, si los pecadores pudiesen estar unidos a Él sin eso. De ahí podemos ver que tal sistema de doctrina no puede provenir sino del enemigo. Deshonra a la persona de Cristo y pone a un lado su obra expiatoria. Además de todo esto, tal doctrina arroja por la borda la enseñanza de toda la Biblia respecto a la ruina y la culpabilidad del hombre. En suma, destruye completamente todas las grandes verdades fundamentales del cristianismo, y no nos deja sino un sistema profano, sin Cristo, e infiel. Éste es el objetivo que siempre el diablo tuvo en vista, y el que todavía persigue; y miles que se llaman maestros cristianos actúan como sus agentes en sus esfuerzos por socavar el cristianismo. ¡Qué tremenda responsabilidad para ellos! Continuará...

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