COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 23

Tomo I 6- EL CRISTIANISMO ¿En qué consiste? En otra ocasión, sostuvimos que la Biblia —y no un sistema particular de teología deducido de ella— era la guía suprema y plenamente suficiente de la Iglesia, en todas las épocas, en todas las latitudes y bajo todas las circunstancias. Ahora nos proponemos presentar a nuestros lectores, no una forma particular de religiosidad humana, sino el cristianismo en su excelencia moral y en su belleza divina, tal como está ilustrado en este conocido pasaje de la epístola a los Filipenses. No osamos tomar la defensa de los hombres ni de sus sistemas. Los hombres yerran en su teología y en su moral, pero la Biblia y el cristianismo permanecen inalterables e inquebrantables. ¡Qué gracia indecible! ¿Quién podría apreciarla debidamente? Poseer una regla perfecta de teología y de moral, es un privilegio por el que jamás podríamos estar suficientemente agradecidos. Poseemos esta norma —bendito sea Dios— en la Biblia y en el cristianismo que ella expone. Los hombres pueden errar en sus creencias y faltar en su conducta, pero la Biblia no deja de ser la Biblia, y el cristianismo no deja de ser el cristianismo. Ahora bien, creemos que el tercer capítulo de la epístola a los Filipenses nos presenta el modelo de un verdadero cristiano, un modelo según el cual todo cristiano debería ser formado. El hombre que se nos muestra aquí, podía decir por el Espíritu Santo: “Hermanos, sed imitadores de mí” (Filipenses 3:17). Él no habla así en su carácter de apóstol, ni como hombre dotado de dones extraordinarios, habiendo tenido el privilegio de haber visto inefables visiones. En este versículo 17 de nuestro capítulo, no oímos a Pablo el apóstol ni a Pablo el vaso dotado, sino a Pablo el cristiano. Nosotros no podríamos seguirlo en su brillante carrera como apóstol. Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario