COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 63

Tomo I 11- JESÚS DESAMPARADO DE DIOS Salmo 22 La muerte, y solamente la muerte, podía solucionar la cuestión del pecado; la muerte, pero sólo Su muerte, podía hacerlo, a fin de que el pecador pudiese descansar en la justicia de Dios referente a esto, y ser introducido sin pecado en la presencia de Dios. Esto lo declara Dios mismo. Notemos aquí cuál es la consecuencia de esto: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos”. En los evangelios, el Señor Jesús nos muestra la maravillosa adaptación de la verdad del Antiguo Testamento. “Tu nombre”. ¿Qué nombre? Cuando lleva el pecado en la cruz, Él habla de Dios. El israelita piadoso, cuando mira a la liberación, o cuando goza de su relación con Dios, habla de Jehová. Pero en el Nuevo Testamento, en el cual Dios subsiste como Dios y siempre debe ser el juez del pecado, “Padre” es el término que caracteriza la relación conocida por el Hijo de Dios desde la eternidad, relación que conocía también como hombre, pero en la plenitud de verdad que le pertenecía sólo a él. Esta relación, en toda su realidad e intimidad, fue la que el Señor tuvo a bien dar a sus discípulos, en redención, y muchos de los lectores ya la conocen con gozo. Pero lo repito para aquellos que no conocen el verdadero significado de ese bendito y tan dulce nombre para sus almas. Jesús puede enseñárselos ahora. “Anunciaré tu nombre a mis hermanos”; y por eso dice: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (Juan 20:17). Nunca había hablado así antes. Notemos bien que ya había pronunciado la palabra «Padre» antes, pero nunca lo había presentado de esta manera.; y llamo particularmente la atención sobre este hecho. Este término supone el amor, pero sobre el fundamento de la justicia. Sin duda la gracia es la que dio a Jesús, y por él obró a favor del hombre pecador. Pero aquí Él nos enseña que, cuando el pecado fue juzgado y quitado de en medio, su Dios es el nuestro, y cuando la vida llevó mucho fruto en resurrección, su Padre es nuestro Padre. Continuará...

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