COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 73

Tomo I 12- JUZGARSE A SÍ MISMO Existen pocos ejercicios más valiosos y saludables para el cristiano que el de juzgarse a sí mismo. Con esto no me refiero a la desdichada práctica de buscar en uno mismo pruebas de vida y de seguridad en Cristo, pues sería terrible estar ocupados en esto. Yo no podría concebir ninguna otra ocupación más deplorable que la de estar mirando a un yo vil en vez de contemplar a un Cristo resucitado. La idea que muchos cristianos parecen abrazar con respecto a lo que se conoce como «autocrítica» —esto es, un examen de sí mismos— es por cierto deprimente. Ellos lo consideran como un ejercicio que puede terminar haciéndolos descubrir que no son cristianos en absoluto. Esto, lo repetimos, es una labor terrible. Sin duda es bueno que aquellos que han estado edificando sobre un fundamento arenoso tengan abiertos sus ojos para ver el grave error que ello configura. Es bueno que aquellos que con satisfacción han estado envueltos en ropajes farisaicos se despojen de los mismos. Es bueno que aquellos que han estado durmiendo en una casa en llamas despierten de sus sueños. Es bueno que aquellos que han estado caminando con los ojos vendados al borde de un terrible precipicio se saquen la venda de sus ojos para que vean el peligro y retrocedan. Ninguna mente inteligente y ordenada pensaría en poner en duda la propiedad de todo esto. Pero entonces, admitiendo plenamente lo antedicho, la cuestión del verdadero juicio propio permanece completamente intacta. En la Palabra de Dios no se le enseña ni una vez al cristiano a examinarse a sí mismo con la idea de que descubra que no es cristiano, sino —y trataremos de demostrarlo— precisamente lo contrario. Continuará...

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