COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 102

Tomo I 15 ¿LA DOCTRINA O ESPERANDO AL HIJO? Apocalipsis 1: 5-7 Realmente está conciente de no conocer al Señor, entonces le ruego que contemple al Señor derramando su preciosa sangre para lavarle a usted de sus pecados, y aprender a confiar en Él, apoyarse en Él, regocijarse en Él y sólo en Él. Pero si usted puede mirar los cielos y decir: “Gracias Dios, yo le conozco y estoy esperándolo”, permítame recordarle lo que dice el apóstol Juan como el resultado práctico de esta bendita esperanza. “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica así como él es puro”. Si, ésta debe ser el resultado de la espera por el Hijo desde de los cielos y no sólo la mera doctrina profética. Mucho de los caracteres más impuros, profanos e impíos que ha hecho su aparición en el mundo, han sostenido en teoría, el segundo advenimiento de Cristo; pero ellos no estaban esperando al Hijo, por lo tanto no eran ni podían purificarse ellos mismos. Es imposible que cualquiera pueda estar esperando por la aparición de Cristo, y no hacer esfuerzos para ir creciendo en santidad, separación y un corazón devoto. “He aquí yo vengo pronto, bienaventurado aquel que halle velando así”. Aquellos que conocen al Señor Jesucristo y aman su venida, buscarán diariamente de sacudirse cualquier cosa contraria a la mente de su Maestro; buscarán llegar a ser más y más en conformidad a Él, en todas las cosas. Los hombres pueden sostener la doctrina de la Segunda Venida de Cristo y aún mantenerse unidos al mundo y a las cosas inherentes a un gran afán, pero el verdadero siervo de corazón mantendrá sus ojos en el retorno de su Maestro, recordando sus palabras benditas: “Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (Juan 14:3).

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