EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 8

MAX LUCADO 1- UNA PUERTA INESPERADA HACIA LA ALEGRÍA Tres meses antes, una afección al cerebro la había dejado sin poder hablar, parcialmente paralizada y viviendo en un centro de rehabilitación. Su espíritu se hundió tan profundo, que no quería comer y tenía problemas para dormir. Un día su hija tuvo una idea. Sentó a su madre en una silla de ruedas y la llevó de habitación en habitación, buscando personas que necesitaran recibir aliento. No tomó mucho tiempo. Aunque no podía hablar, Patty podía tocar y orar. Así es que hizo las dos cosas. Les daba palmaditas a los otros pacientes, les ponía la mano en el corazón e inclinaba la cabeza. Gran parte de la tarde se paseó por todo el centro de rehabilitación tocando a la gente y orando por ellas. Esa noche le volvió el apetito y durmió tranquilamente. Las palabras de Jesús dan en el clavo: «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hechos 20.35). Porque, cuando lo haces, tiene un efecto búmeran. La felicidad llega cuando la regalamos. Estas son grandes noticias. No puedes controlar la genética. No tienes control del clima, ni del tráfico, ni del que preside el gobierno. Pero siempre puedes aumentar el número de sonrisas en el planeta. Puedes bajar el nivel de ira de tu ciudad. Tú, sí tú, puedes ayudar a la gente a dormir mejor, a reírse más, a tararear en lugar de refunfuñar, a caminar en vez de tropezar. Puedes alivianarle la carga e iluminarle el día a otro ser humano. Y no te sorprendas cuando seas tú quien comience a descubrir una nueva alegría. De eso se trata este libro, de una puerta inesperada hacia la alegría. Continuará...

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