EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 15

2- ¡Chócalas Rocky! Por eso, anímense y edifíquense unos a otros. 1 TESALONICENSES 5.11, NVI Dios hace eso mismo. Él es «el Dios que infunde aliento y perseverancia» (Romanos 15.5, NVI). Jesús también lo hace. «A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido que les den ánimo y fuerzas, para que siempre digan y hagan lo bueno» (2 Tesalonicenses 2.16, 17, TLA). Cuando en Juan 14—16, Jesús nos presenta al Espíritu Santo, lo llama paraklétos, forma sustantiva de la misma palabra que significa animar. Las Escrituras nos animan. «Todo lo que está escrito en la Biblia es para enseñarnos. Lo que ella nos dice nos ayuda a tener ánimo y paciencia . . .» (Romanos 15.4, TLA). Los santos en el cielo nos animan. «Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante» (Hebreos 12.1, NTV). Una multitud de hijos de Dios nos alienta constantemente. Como espectadores en una tribuna, «una multitud de testigos» aplaude desde los cielos, llamándonos para que terminemos con fuerza. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, las santas Escrituras, los santos. Dios le da una importancia especial a brindar ánimo. Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario