EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 21

2- ¡Chócalas Rocky! Por eso, anímense y edifíquense unos a otros. 1 TESALONICENSES 5.11, NVI Esa sensación de insuficiencia vive dentro de miles de millones de corazones. ¿Quién le dirá la verdad a la gente? ¿Lo harás tú? ¿Repartirás ánimo por el mundo? ¿Vas a llevar felicidad a alguien? ¿Llamarás adelante al niño olvidado detrás del grupo? ¿Le recordarás a la humanidad que estamos hechos a la imagen de Dios? ¿Que somos escogidos, que tenemos un destino y que somos amados? ¿Que Dios es por nosotros y no contra nosotros? ¿Que estamos en las manos de Dios, en el plan de Dios? ¿Te enfrentarás cara a cara con el maremoto de insuficiencia que absorbe a la gente hacia el mar? ¿Alcanzarás a los Tim Scott del mundo? A Tim le había tocado una mala mano de naipes. Sus padres se habían divorciado cuando tenía siete años. Su madre, asistente afroamericana de enfermería, trabajaba diecisiete horas, sin poder sacar a su familia de la pobreza a pesar de eso. En la adolescencia, cuando muchos de sus amigos descubrían los videojuegos y a las niñas, Tim servía palomitas de maíz en un cine de la ciudad. Durante el receso, cruzaba corriendo hacia un restaurante de comida rápida y compraba patatas fritas y agua. John Moniz era el dueño del lugar. Se percató de ese cliente frecuente y le preguntó por qué no compraba más comida. Tim no tenía dinero para eso. Moniz consideró el aprieto en que se encontraba el joven. Decidió animarlo. Una tarde, cruzó la calle con una bolsa de sándwiches en las manos. Ambos entablaron una conversación, la cual llevó a una amistad, la que llevó a una mentoría. Moniz se enteró de que Tim estaba reprobando varias asignaturas en la escuela, así que compartió con él lecciones de vida sobre responsabilidad y disciplina. Le transmitió los principios comerciales bíblicos que él usaba en su trabajo. Pero lo más importante, le enseñó al joven sobre Jesús. Continuará...

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