EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 27

MAX LUCADO 3- NO TE ENCARIÑES CON TUS AVERSIONES Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor. Efesios 4.2, NTV Mientras los demás se reían después de que ocurriera algo gracioso, él lo hacía antes. Al ver que se acercaba la parte cómica, comenzaba a reírse entre dientes, como desde el pecho: «je, je, je, je». Luego empezaba a preparar a su esposa y, al hacerlo, nos preparaba a todos nosotros. «Se va a caer. Mira, cariño. Se va a caer. No ve el borde de la acera. Se va a caer». Luego vino el gran momento, junto a su anuncio: «¡Te lo dije! ¡Se cayó! ¡Se cayó!». Estalló en una risotada estruendosa que enmudeció el diálogo que seguía. Un comportamiento peculiar. ¿Qué cosas te exasperan? Conozco a una mujer que tiene una aversión personal hacia el vello facial. Debe ser algo freudiano, aunque Freud tenía barba. Por algún motivo a ella no le gusta. Cuando me dejé crecer la barba, ella manifestó su desagrado. Más de una vez. Mis folículos faciales la atormentaban. En varias ocasiones, después del servicio de adoración, me esperaba en la fila de la recepción y expresaba su opinión. Cada vez que eso ocurría, yo me preguntaba: ¿Valdrá mi barba su frustración? La alegría es un bien tan preciado . . . ¿Para qué sacrificarlo por nimiedades? Las frases que usamos para referirnos a nuestras aversiones revelan quién es la persona que sufre realmente. «Me» irrita o «me» saca de quicio o «me» molesta. ¿A quién irrita, saca de quicio y molesta? ¡A nosotros! ¿Quiénes son los que sufren? ¡Nosotros! Continuará...

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