EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 41

MAX LUCADO 4- LA DULZURA DEL SEGUNDO LUGAR Cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo. —FILIPENSES 2.3, LBLA La ruina de Marta no fue trabajar ni pedir ayuda; fue su motivación. No puedo evitar pensar que no era servir a Jesús lo que ella estaba haciendo, sino montar un espectáculo para él. No estaba preparando una cena para Jesús; estaba dándole mucha importancia a su servicio. Se vio embaucada por la más sutil de las mentiras: la autopromoción. La autopromoción se trata netamente de uno mismo: «Miren lo que hice. Miren lo que hice». En la autopromoción, hay poco espacio para otros: «Ella está sentada ahí, nada más». La autopromoción incluso mangonea a Jesús: «¡Diles que se pongan a trabajar!». La vista no es bonita. No es una persona agradable. De las dos hermanas de la historia, ¿con quién preferirías pasar tiempo? ¿Con Marta o con María? La pregunta es importante. ¿Puede que exista una Marta entre nosotros? ¿Puede que haya un poco de Marta dentro de nosotros? ¿Nos convierte servir a Jesús en unos cascarrabias enojones? Hannah Whitall Smith, autora del libro The Christian’s Secret of a Holy Life [El secreto cristiano de una vida santa], fue criada en una familia que asistía a la iglesia. Años antes de llegar a Cristo, registró en su diario la impresión que tenía de los cristianos. Algunos parecían como si pensaran que sonreír o decir una palabra agradable fuera pecado. A mi parecer, la religión debería hacerte feliz, no infeliz y desagradable . . . En lugar de una voz alentadora, hay un susurro largo, arrastrado y melancólico . . . en lugar de amor y preocupación por aquellos que no han encontrado el camino en la vida. Existe una fría antipatía, una sensación de «yo soy mejor que tú», que efectivamente cierra la más mínima posibilidad de apertura . . . Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario