EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 44

MAX LUCADO 4- LA DULZURA DEL SEGUNDO LUGAR Cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo. —FILIPENSES 2.3, LBLA ¿Qué cosa estás dando que él no te haya dado primero? ¿Qué verdad estás enseñando que él no haya enseñado primero? Pero ¿quién te amó primero? Tú sirves. ¿Pero quién sirvió más? ¿Qué estás haciendo por Dios que él no pueda hacer por sí mismo? ¡Qué amable es por usarnos! Sabio es recordar el antídoto de Pablo contra la autopromoción traga- felicidad: «. . . sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo . . .» (Filipenses 2.3, NBLH). Sin duda alguna, Jesús tenía una sonrisa en el rostro cuando dio las siguientes instrucciones: Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el mejor lugar. Porque si llega alguien más importante que tú, el que te invitó te dirá: «Dale tu puesto a este otro invitado». Eso sería muy vergonzoso para ti, y tendrías que sentarte en el último lugar. Por eso, cuando alguien te invite, busca el último puesto. Así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: «Amigo, ven siéntate aquí; este lugar es mejor». De esa manera, recibirás honores delante de los demás invitados (Lucas 14.8-10, TLA). ¡Felices los que se creen sin derechos! ¡Esperar el aplauso de los demás es empresa de tontos! Hazte un favor y no supongas nada. Si nadie te nota, no te sorprenderás. Si alguien te nota, podrás celebrar. El siguiente es un ejercicio útil para dejar de prestarte atención a ti mismo y empezar a ponerla en los otros. Durante las próximas veinte horas, que tu objetivo sea celebrar cualquier cosa buena que le ocurra a otra persona. Haz una lista. Desarrolla el músculo de «alegrarse con quienes se alegran» (Romanos 12.15, NVI). En el instante que veas algo bueno hecho por otra persona o para otra persona, deja salir vítores y hurras, en silencio si no es en público. Lanza confeti. ¿Puedes visualizar lo divertido que será? Continuará...