EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 49

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 Pablo dio instrucciones idénticas a otras iglesias. Dos veces a los corintios: «Salúdense los unos a los otros con beso santo» (1 Corintios 16.20 y 2 Corintios 13.12, NBLH). También a los tesalonicenses: «Saluden a todos los hermanos con beso santo» (1 Tesalonicenses 5.26, NBLH). Pedro izó la bandera de la amabilidad también. «Saludaos unos a otros con un beso de amor» (1 Pedro 5.14, LBLA). Tendemos a pasar por alto estos pasajes. Esto se cumple particularmente en el caso de la amonestación a los romanos. Pablo había escrito quince capítulos para guiar a los lectores por el parque nacional de la doctrina cristiana: la salvación por fe, la santificación, la perseverancia de los santos, la predestinación y la elección. Y luego, en el capítulo dieciséis, se embarca en la curiosa e inesperada cruzada de saludarse amablemente. En una pradera de viejos robles y olmos, este mandato se siente como un retoño. ¿Por qué tanta importancia? ¿Por qué deberíamos tener el cuidado de saludarnos los unos a los otros? Por respeto. Respetar es tener conciencia de la situación de la otra persona. Respetar es ver al nuevo estudiante de la sala y saludarlo. Respetar es detenerse en el escritorio de la recepcionista y decirle «buenos días». Respetar es negarse a pasar apurado por la fila de la caja sin darle un genuino «buenas tardes» a la cajera. Respetar es quitarse los auriculares para saludar al pasajero de al lado. Respetar es quitarse el sombrero para saludar al contrincante; y respetar es eliminar toda incomodidad, saludando a la nueva persona que llega a la iglesia. Simplemente saludarse los unos a los otros no es tan difícil. Pero marca una diferencia significativa. Continuará...

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