EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 56

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Sara y Abraham no esperaban recibir compañía. Ciertamente no esperaban recibir una visita de Dios. Pero llegó una tarde, sin que lo invitaran, sin anunciarse y disfrazado de hombre. Dos personas más, ángeles de incógnito, estaban con él. No se nos dice en qué momento Abraham se da cuenta de que está en la presencia de Dios, pero debe de haber sido al principio del encuentro. El patriarca estiró la alfombra roja. Se horneó pan. Se mató a un ternero. Se preparó y se ofreció un banquete. Abraham miró a Sara. La pregunta, si no en los labios, se les veía en el rostro: ¿Por qué está Dios aquí y qué se trae entre manos? Después del banquete, el trío divino se fue del campamento, en dirección a Sodoma, el hogar de Lot, sobrino de Abraham. Abraham los acompañó una distancia corta para encaminarlos. En cierto punto, Dios se detuvo y se preguntó: «¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?» (Génesis 18.17). Decidió que no. Y le contó a Abraham: «Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré . . .» (Génesis 18.20, 21).Abraham se quedó inmóvil como una estatua de piedra. Él sabía con qué se encontraría Dios en Sodoma. Él conocía el hedor de las calles y la maldad del pueblo. Aun así creía que había algunos dignos de salvar. Tenía familiares en la ciudad. Tal vez por eso hizo lo que hizo. «Pero Abraham estaba aún delante de Jehová» (Génesis 18.22). Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario