EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 67

MAX LUCADO 7- SIRVE TÚ «Sírvanse los unos a los otros por amor». GÁLATAS 5.13, RVC Lo recuerdo como un hombre grande, con una contextura como la de un bloque de concreto. Usaba el cabello al rape, corbata y camisas blancas de manga corta con un protector de bolsillo siempre presente. Yo era uno de los niños de cuarto grado que asistía al estudio bíblico que él impartía cada miércoles, en la congregación Parkview Church of Christ de la ciudad de Odesa, Texas. La sala de clases tenía por lo menos doce pupitres. No recuerdo el nombre del profesor. Tampoco los detalles de su vida. ¿Era plomero o cartero? No tengo idea. Lo que recuerdo con alarmante detalle es la tarde del 10 de febrero de 1965. Intentaba enseñarle a su grupo de niños de diez años el significado del séptimo capítulo de Romanos. Esa es la sección donde el apóstol Pablo confesaba la guerra civil que asolaba su corazón. El tema era denso para un grupo de niños. Cuando habló acerca de la conciencia atribulada y la necesidad de perdón, yo tomé nota. No le di ninguna razón al profesor para pensar que la clase había dejado una marca en mí. No hice ninguna pregunta ni le agradecí por sus palabras. Probablemente se haya ido a casa sin entender mucho o nada del impacto de esa clase. Si su esposa le hubiese preguntado: «¿Cómo estuvo la clase?», él se habría encogido de hombros y habría dicho: «No sé. Esos niños no hablan mucho». Lo que no sabía era que el pecoso pelirrojo de la segunda fila estaba escuchando. Esa noche, entré en el dormitorio de mi padre y le pregunté sobre el cielo. Papá se sentó en la esquina de la cama y me invitó a hacer lo mismo. Me habló sobre la gracia. Le pedí a Jesús que me perdonara. Me bauticé al domingo siguiente. Comenzó un nuevo yo. Continuará...

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