EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 100

MAX LUCADO 10- TODOS TENEMOS UN MACHO Perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. EFESIOS 4.32, NVI Cuando unos investigadores de la Universidad de Duke hicieron una lista de los ocho factores que promueven la estabilidad emocional, cuatro de ellos se relacionaban con el perdón: 1. Evitar la suspicacia y el resentimiento. 2. Dejar de vivir en el pasado. 3. No perder tiempo y energía luchando contra situaciones que no se pueden cambiar. 4. Rehusarse a caer en la autocompasión cuando se está frente a un trato injusto. En una publicación científica llamada «Granting forgiveness or Harboring Grudges» [Perdonar o guardar rencor], los investigadores invitan a las personas a reflexionar sobre alguien que les haya hecho daño. Solo pensar en aquella persona les hacía sudar la palma de las manos, les ponía los músculos faciales tensos, les subía el ritmo cardíaco y les aumentaba la presión arterial. Cuando se les instruyó a los participantes que imaginaran la posibilidad de perdonar, se revirtieron todos los problemas fisiológicos anteriormente mencionados. La salud y la felicidad llegan cuando el perdón comienza a fluir. Con razón en la flotilla de pasajes bíblicos con frases como «unos a otros» había un barco llamado USS Perdón. «Antes bien, sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como también Dios os perdonó a vosotros en Cristo» (Efesios 4.32). Ahí está el apóstol Pablo, haciéndolo otra vez. No le bastaba con decir «perdónense los unos a los otros según les dicte su conciencia». O «hasta donde se sientan cómodos». O «hasta donde llegue el sentido común». No, Pablo hizo lo que a él le encantaba hacer: usar a Jesús como nuestro estándar. Perdonar a otros como Cristo te perdonó. Así dejamos las epístolas y nos dirigimos hacia la izquierda, en busca de los evangelios y de algún momento en que Jesús perdonara a otros. Vamos apenas por la entrada trasera del Evangelio de Juan, cuando encontramos un ejemplo. En el relato aparece un recipiente de agua, una toalla, doce pares de pies sudados y doce discípulos. Continuará...

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