EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 72

D MAX LUCADO 7- SIRVE TÚ «Sírvanse los unos a los otros por amor». GÁLATAS 5.13, RVC Para ella no era suficiente que sus hijos atestiguaran los milagros de Cristo. Para ellos no era suficiente ser elegidos como apóstoles, ser designados como miembros del círculo íntimo y haber estado en el Monte de la Transfiguración. Quería que los rostros de sus hijos quedaran esculpidos en la piedra del Monte Rushmore, junto con el de Jesús. Uno a su derecha y otro a su izquierda. Inmediatamente Jesús corrigió su deseo. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor; y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Mateo 20.26-28) Jesús vino a servir. En una de las apariciones a sus seguidores, ellos se encontraban en el mar de Galilea cuando escucharon que él los llamaba desde la orilla. Cuando les indicó dónde encontrar peces, se dieron cuenta de que era Jesús. Pedro se zambulló en el agua y nadó hasta la orilla. Los otros discípulos tomaron los remos. Cuando llegaron a la playa, vieron lo más extraordinario: ¡Jesús estaba cocinando! Les dijo: «Vengan a desayunar» (Juan 21.12, NVI). ¿No deberían invertirse los roles? Jesús acababa de sacar las puertas del infierno de sus bisagras. Había destripado al diablo. Había dejado un depósito de gracia que compensaría nuestra deuda del pecado para siempre. Había sentenciado a muerte a los demonios y liberado a todo pecador desde Adán. Él, el Gobernante del universo, el sin igual, ¿se puso un delantal? Es más, todavía tiene que quitárselo. Promete un festín en el cielo, en el «que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y, pasando cerca de cada uno, les servirá» (Lucas 12.37). Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario