EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 86

MAX LUCADO 8- COSAS INCÓMODAS Renuncia a ese papel. Hacer lo contrario es sentenciarte a una vida miserable. El peso del mundo te aplastará. Recuerda la fiesta de Leví. ¿Quiénes se perdieron la diversión? Los fariseos de rostro severo. La felicidad no llega reparando a la gente, sino aceptando a las personas y confiándolas al cuidado de Dios. Eso fue lo que Jesús hizo. De lo contrario, ¿cómo lo habría soportado? Nadie conocía la hipocresía y los errores del ser humano mejor que él. Cristo sabía exactamente lo que las personas necesitaban, pero les daba tiempo y espacio para crecer. ¿Acaso no somos sabios para hacer lo mismo? Resiste las ganas de gritar. Solíamos gritar mucho en el patio de nuestra escuela primaria. Todos los niños del quinto año, cuya maestra era la señorita Amburgy, nos uníamos para expresar nuestra superioridad masculina. Todos los días nos juntábamos en el recreo y, con los brazos enganchados, marchábamos por el patio, gritando: «¡Los niños son mejores que las niñas! ¡Los niños son mejores que las niñas!». Francamente, yo no estaba de acuerdo con aquello, pero disfrutaba la fraternidad. Como respuesta, las niñas formaban su propio club. Desfilaban por la escuela, anunciando su desdén por los niños: «Las niñas son mejores que los niños». Éramos una escuela feliz. Se siente bien gritarle a Leví. ¿Pero hace bien? Me parece que hay muchos gritos dando vuelta. En las ondas de radio, gritos. En las pegatinas del auto, gritos. En las noticias, gritos. En las redes sociales, gritos. Gritan desde todas partes. Continuará...

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