EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 105

MAX LUCADO 10- TODOS TENEMOS UN MACHO Perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. EFESIOS 4.32, NVI ¿Cuál de estas opciones describe tu corazón? El sobrino de un amigo mío acababa de comprar una casa nueva. Estaba emocionado. Recién casado, con un nuevo trabajo, con una vida nueva. Las cosas iban bien hasta que se descubrieron problemas en los cimientos. El constructor encontró una filtración en la losa. Con un martillo neumático, el plomero hizo un hoyo grande en uno de los baños, con el fin de alcanzar y reparar la cañería que se filtraba. La empresa encargada de reparar los cimientos procedió a abrir un túnel por debajo de la casa y rellenaron el hoyo con una sustancia de concreto. Llenaban y llenaban. No bastaba con un camión cargado, así que vaciaron un segundo camión en el hoyo. Cuando el dueño de la casa regresó del trabajo, no pudo abrir la puerta. Pronto descubrió que el área martillada del baño nunca se había cerrado. Los camiones cargados de concreto habían sido vaciados no solo en los cimientos, sino también dentro de la casa. Cuando el sobrino de mi amigo pudo entrar finalmente, encontró los muebles pegados al piso por el cemento, y el baño parecía como hecho para alguien sin piernas. Podía apoyar los brazos en las molduras de la entrada, de casi tres metros de alto. La casa se endureció sin que ellos pudieran hacer algo. Lo mismo le puede pasar al corazón. Para ser claro, mi objetivo no es desestimar lo que hizo el ofensor ni restarle importancia a tu dolor. La pregunta no es si te hirieron. La pregunta es si vas a dejar que el ofensor te endurezca el corazón, que te insensibilice o que se lleve toda tu alegría. ¿No preferirías ser compasivo y perdonar al otro? Intenta con estos tres pasos. Determina lo que necesitas perdonar. Sé específico(a). Redúcelo a algo identificable. «Se comportó como un imbécil» no sirve. «Prometió dejar el trabajo en la oficina y prestar más atención en casa». Eso está mejor. Pregúntate por qué te hiere. ¿Por qué te duele esa ofensa? ¿Qué es lo que te hiere de la ofensa? ¿Te sientes traicionado(a)? ¿Ignorado(a)? ¿Aislado(a)? Haz lo mejor que puedas para encontrar la respuesta y, antes de llevarlo al ofensor . . . Continuará...

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