EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 107

Hace muchos años, me vino a ver un hombre para hablar sobre el jefe de su esposa. Siendo su supervisor, se extralimitaba, exigía trabajo extra y ofrecía una mala compensación. El esposo confrontó al sujeto. Para mérito del supervisor, reconoció su mala administración de la situación y enmendó las cosas. La esposa estaba agradecida, pero el esposo todavía estaba enojado. Atribuyámoslo al intenso deseo de los maridos de proteger a sus esposas; pero él no se pudo olvidar del sujeto. Así que se le ocurrió una idea que incluía escribir una carta. La trajo a mi oficina, junto con una caja de fósforos. (Me preocupé un poco cuando vi los fósforos). Me leyó la carta. Estaba dirigida a su ofensor y contenía un registro de sus acciones. Luego, el esposo me pidió que orara y que viéramos la carta quemarse «antes de que la ira me consuma». Eso hicimos. Podrías intentar hacer lo mismo. Perdonar es el acto de aplicar la misericordia inmerecida que recibiste a tus heridas inmerecidas. No merecías que te hirieran, pero tampoco merecías ser perdonado. Siendo el receptor que eres de la gran gracia de Dios, ¿es lógico dar gracia a otros? No fuiste espolvoreado con perdón. No fuiste salpicado con gracia. No fuiste empolvado de bondad. Más bien, fuiste sumergido en perdón y en gracia. ¿Puedes tú, en la posición en que estás, hundido hasta los hombros en el océano de la gracia de Dios, no puedes llenar un vaso y ofrecer la felicidad del perdón a los demás? Durante la época en que escribía este libro, el mundo vio con horror mientras veintiún cristianos fueron martirizados por su fe por los terroristas de ISIS. Dos de los hombres muertos eran hermanos, uno de veintitrés años y el otro de veinticinco. En una entrevista, a un tercer hermano se le preguntó acerca de sus sentimientos con respecto a la pérdida de sus hermanos. Él dijo: «ISIS nos ayudó a fortalecer nuestra fe. Agradezco a ISIS porque no silenciaron el audio cuando gritaron y declararon su fe». Es hora de perdonar, tal como Dios te perdonó en Cristo.

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