EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 120

MAX LUCADO El Siguiente Paso Desafíate a ser feliz Estoy agradecido de que podamos repetir momentos como ese a cualquier hora del día y en cualquier lugar del mundo. ¿Deseas un aguacero de alegría? ¿Estás agotado(a) de la monotonía del día a día? Entonces, haz lo siguiente: sirve a alguien, saluda a alguien, cede el asiento, escucha cuando alguien te cuenta su historia, haz un cheque, escribe una carta, da de tu tiempo, da un consejo y da de tu corazón. Haz feliz a alguien. «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hechos 20.35). Es mejor perdonar que guardar rencor, . . . mejor edificar que destruir, . . . mejor incluir que excluir,. . . mejor buscar entender que ignorar, . . . mejor amar que odiar. La solución de Dios para las enfermedades de la sociedad es un quórum de personas que sean generosas, entreguen su vida y amen a Dios, que fluyan por vecindarios y empresas como agentes de limpieza, llevando lo bueno y eliminando lo malo. Estas personas provienen de todos los rincones del mundo, reflejan todas las tonalidades de piel. Liberales, conservadoras, rurales, metropolitanas, jóvenes, ancianas. Con todo, están unidas gracias a este increíble descubrimiento: la felicidad se encuentra regalándola a otros. Si alguien es más feliz que el receptor, es el que da el regalo. Albert puede hablarte de eso. Es cartero en Waco, Texas. Hace entregas diarias en la tienda de muebles donde mi hija Sara solía trabajar. Ese negocio tenía muchísimo éxito. Cuando era una empresa emergente, el negocio sufría un nivel de caos constante. Todos aprendían del sistema al mismo tiempo. Los empleados estaban de pie todo el día. Podía ser un lugar estresante. Por eso todos amaban a Albert. Sara describía su llegada como el punto culminante del día. ¡El punto culminante! Según recuerda: «Preguntaba a cada uno cómo estaba. Nos miraba a los ojos y decía: “Que Dios los bendiga”». Albert reparte más que el correo. Reparte felicidad. Continuará...

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