GÉNESIS PARTE 17

Capítulo 2 EL DÍA SÉPTIMO Y EL RÍO El día séptimo: reposo de Dios Es digno de notar que aquí obtenemos una revelación del verdadero carácter del sábado. Éste es el único sábado que Dios ha podido celebrar, por lo menos si atendemos a las indicaciones de la Escritura. Después leemos que Dios mandó al hombre que guardase el sábado y que el hombre no le obedeció, pero en ninguna parte de la Biblia se dice que Dios descansó. Al contrario, la palabra que nos llega es: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17). El sábado —que quiere decir «día de reposo»— podría celebrarse sólo en el caso de haber dejado terminada su obra. Esto lo podría hacer Dios sólo en medio de una creación inmaculada, una creación en la cual no se pudiera hallar ninguna mancilla de pecado. Dios no puede descansar en presencia del pecado, y cualquiera que mire en derredor comprenderá en el acto cuán imposible sería que Dios descansara ahora y gozara de su obra de creación. El cardo y la espina, juntamente con miríadas de otras señas humillantes, testifican que todo el universo gime de dolor y pide a voz en cuello a Dios que trabaje y no que descanse. ¿Puede Dios deleitarse entre las espinas y la maleza? ¿Puede olvidarse de los suspiros y los llantos, los gemidos y las lágrimas, las dolencias y la muerte, la degradación y la ruina de este pobre mundo? ¿Sería posible que Dios descansara en medio de estas condiciones? Cualquiera sea la respuesta que se dé a estas preguntas, la Palabra de Dios nos enseña que él no ha tenido un sábado desde aquel que se menciona en este capítulo, al terminar la obra de su creación. El día séptimo fue señalado como sábado, y ningún otro. Esto es prueba de que todo quedó terminado. Empero, algo sucedió, la obra de la creación se manchó y el descanso del séptimo día fue interrumpido. Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario