GÉNESIS PARTE DOS

Capítulo 1 POTESTAD Y MAJESTAD DE DIOS EN LA OBRA DE LA CREACIÓN “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. La primera frase del canon divino nos pone en la presencia de Aquel que es la fuente infinita de toda bendición verdadera. No se encuentra aquí ningún laborioso argumento para probar la existencia de Dios. El Espíritu Santo no podría haberse ocupado en semejante cosa. Dios se encarga de la revelación de sí mismo y se hace conocer por medio de sus obras. “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1). “Te alaben, oh Jehová, todas tus obras” (Salmo 145:10). “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 15:3). Sólo un escéptico o un ateo demandaría un argumento como prueba de la existencia de un Ser que, por la palabra de su boca, ha dado existencia y forma al universo y se proclama, al mismo tiempo, el Omnisapiente, el Todopoderoso y el Dios eterno. ¿Quién, si no Dios, podría crear las cosas? “Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército, a todas llama por sus nombres, ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio” (Isaías,40:26). “Los dioses de los pueblos son ídolos, pero Jehová hizo los cielos” (1 Crónicas 16:26: Salmo 96:5). En el libro de Job (cap. 38-41) tenemos el argumento más convincente en esa descripción magnífica que Jehová mismo da acerca de su obra creadora como la prueba innegable de su superioridad absoluta; y esta declaración, que presenta al entendimiento los hechos más irrefutables como evidencia de su poder infinito, apela también al corazón, manifestando así una condescendencia sin límites. Se nos presenta en el mismo cuadro la majestad y el amor de Dios, su poder y su ternura como rasgos característicos. Continuará...

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