GÉNESIS PARTE SEIS

Capítulo 1 POTESTAD Y MAJESTAD DE DIOS EN LA OBRA DE LA CREACIÓN Las tinieblas y la luz Esta no será obra suya. Será el resultado del consejo y la operación de Dios mismo, quién ha dado luz y vida, gozo y paz en el Señor Jesús y en su sacrificio efectuado en la cruz. Por otra parte, si usted es extraño a la acción e influencia santificadora de la luz divina, si sus ojos no se han abierto para contemplar la hermosura que radia del Hijo de Dios, entonces, aunque tenga toda la ciencia de un Newton, aunque se halle enriquecido con todos los tesoros de la Filosofía, aunque haya bebido con avidez de todos los manantiales de la ciencia humana, aunque su nombre tenga como adorno justo todos los títulos académicos que las universidades de este mundo saben conferir, es, sin embargo, un hijo de la noche y de las tinieblas y, si muriese en esta condición actual, sería para hallarse apartado y envuelto en la negrura y el horror de una noche eterna. Le suplico, pues, que antes de leer otra página procure asegurarse sobre este punto y reconocer su relación con los del día y los de la noche. EL SOL El Sol, centro de luz, es ¡Cristo, nuestro Señor! En seguida deseo considerar por un momento lo concerniente a la creación de las fuentes de luz. Y “dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. Continuará...

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