GÉNESIS PARTE 24
Capítulo 2
EL DÍA SÉPTIMO Y EL RÍO
El día séptimo: reposo de Dios
Aunque para mi no cometa ninguna equivocación y sienta plena libertad para actuar así, debo respetar la conciencia de mis hermanos, quienes no tienen las mismas convicciones. Además, no creo que los que se conducen así, realmente comprendan los verdaderos y maravillosos privilegios ligados al primer día de la semana. Deberíamos estar agradecidos de sentimos liberados de toda ocupación y de toda distracción seculares, antes que volvemos a zambullir en ellas voluntariamente con el fin de demostrar que somos libres. En varios países, la ley del estado prohíbe trabajar el domingo; pensamos que esto es un efecto de la providencia de Dios y, al mismo tiempo, una gracia para los cristianos; si fuese de otra manera, sabemos bastante bien que el avaro y codicioso corazón de los hombres privaría a los cristianos, tanto como le fuera posible, del precioso privilegio de poder adorar a Dios con sus hermanos el primer día de la semana. Y ¿quién puede decir cuál sería el efecto deletéreo de una ocupación ininterrumpida en los asuntos de este mundo? Los cristianos que, desde el lunes por la mañana hasta el sábado por la tarde, respiran la pesada atmósfera de las oficinas, de los almacenes, de la fábrica o del taller, pueden hacerse una ligera idea.
Concluyo haciendo una sola pregunta más, dirigida al lector como cristiano sincero que no gusta de rodeos: ¿Cuál está más de acuerdo con todo el espíritu y propósito del Nuevo Testamento: la guarda del sábado como el día séptimo, o la celebración del día primero como el día del Señor?
Continuará...
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