GÉNESIS PARTE 31

Capítulo 2 EL DÍA SÉPTIMO Y EL RÍO El río del Edén, imagen del río de la gracia LA CAÍDA Esta porción de nuestro libro nos presenta la disolución de toda la escena que hemos venido contemplando. Está lleno de principios importantes que han sido naturalmente el tema fructífero, en todas las edades, para los que han deseado exponer la verdad en cuanto a la ruina del hombre y el remedio que Dios ha dado para su salvación. La serpiente entra con una pregunta atrevida acerca de la revelación divina, y así ha sido el modelo y el precursor de toda la familia de escépticos que han querido poner en duda la verdad. Todos éstos han servido fielmente a la serpiente y han promovido su causa en el mundo por medio de preguntas vanas, las que realmente no deben ser contestadas sino con una firme contra-declaración acerca de la majestuosa autoridad de la Santa Escritura. La serpiente introduce la duda sobre lo que Dios ha dicho “¿Conque Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?” (v. 1). La pregunta de Satanás es muy astuta, pero, si la palabra de Dios hubiera morado en abundancia en el corazón de Eva (Colosenses 3:16), su respuesta podría haber sido directa, sencilla y conclusiva. El mejor modo de hacer frente a las preguntas de Satanás es el de considerarlas maliciosas como él, y rechazarlas con una terminante negativa. Si las admitimos en el corazón, aunque sea por mi momento, perdemos la única arma con que vencerlas. Notemos que el adversario no se presenta diciendo: «Yo soy el diablo, el enemigo de Dios, y he venido con el propósito de desvirtuar su autoridad y perderte». Eso no habría sido compatible con su carácter de serpiente; sin embargo, Eva debió haber advertido ese propósito al oír cómo él procuraba despertar en su mente una duda acerca del mandato de Dios. Si lo que Dios ha dicho lo recibo como cosa que puede ser discutida, cuando sé que Dios ha revelado claramente su voluntad en su Palabra, soy culpable de un acto de incredulidad. El hecho de admitir tal duda en la mente es una prueba de que no estoy capacitado para resistir su influencia malévola. Continuará...

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