GÉNESIS PARTE 39
GÉNESIS
LA CAÍDA
Deseos de la carne, deseos de los ojos y vanagloria de la vida
El versículo 6 nos enumera tres tentaciones: los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida (1 Juan 2:16). Ellas abarcan todo cuanto hay en el mundo. Estas cosas se presentan - tan pronto como Dios se retira del corazón. Si no permanezco en la feliz seguridad del amor y de la verdad de Dios, conociendo su gracia y gozando de su amor y fidelidad, me entrego al gobierno de una o todas aquellas fuerzas destructoras de la vida. Y todas éstas son diferentes aspectos del mismo dominio de Satanás. No existe en verdad el libre albedrío del hombre. Si éste piensa ser su propio amo, rompe unos vínculos para ponerse bajo el poder de Satanás, a no ser que haya aprendido a entregarse por completo a Dios y a su dirección infinitamente sabia.
Estas, pues, son las tres grandes agencias por medio de las cuales trabaja Satanás: “los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida” (1 Juan 2:16) Por medio de estas cosas el diablo procuró la derrota del Segundo Hombre Jesús en la tentación. Comenzó con la invitación a que se separara de la dependencia absoluta que debía a Dios diciéndole: “Di a esta piedra que se convierta en pan” (Lucas 4:3). Esto lo pidió, no para que se elevara por encima de lo que era (como el primer hombre quiso hacerlo) sino para que probara la realidad de su naturaleza divina. Luego siguió con el ofrecimiento de todos los reinos del mundo y su gloria. Finalmente le condujo al pináculo del templo, donde le insinuó que se echara abajo repentina y maravillosamente, para admiración de toda la multitud congregada en el templo (Lucas 4:1-13.). El objeto de cada una de estas tentaciones era persuadir al Hijo del hombre a que se separara de su actitud de dependencia y de sumisión absoluta a la voluntad de Dios. Todo era en vano. Escrito está fue el arma con la cual este Hombre consagrado se defendió de cada ataque, demostrando que la esencia de su victoria consistía en que se había anonadado a sí mismo. Otros, menos sabios, han pensado en escoger y dirigir sus propios destinos. Cristo entregó su vida, con todos sus destinos, en manos de su Padre. Continuará...

Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario