GÉNESIS PARTE 45
GÉNESIS
Deseos de la carne, deseos de los ojos y vanagloria de la vida
Dios busca al hombre
En el principio, Dios se dio a conocer en su obra de creación, mas cuando se entremetió la serpiente para manchar esa creación, Dios se reveló como Salvador. Esto se declara con toda sencillez en las primeras palabras que Dios dirige a Adán después de su caída. Y llamó Jehová Dios a Adán y le dijo: “¿Dónde estás tú?” (3:9). La pregunta demuestra dos cosas: primeramente, que el hombre se había perdido, y luego, que Dios había decidido buscarle. Demostró el pecado del hombre y, al mismo tiempo, la gracia divina. “¿Dónde estás tú?”. ¡Qué fidelidad y qué compasión! Fidelidad en el hecho de que Dios, por medio de esta pregunta, indica cuál era el estado del hombre; y compasión, porque al mismo tiempo revela, por medio de esta misma pregunta, la verdadera actitud y ánimo de Dios para con el hombre caído. El hombre se había perdido, pero Dios había bajado a buscarle para sacarle de ese escondite entre los árboles del jardín, a fin de que en la confianza gozosa de una nueva fe pudiera hallar otro refugio más seguro en Dios mismo. Ésta es la gracia. Crear al hombre del polvo era una cuestión de poder, buscar al hombre en su estado de perdición y salvarlo era una obra de gracia. Aquí tenemos una maravilla: Dios buscando al pecador. ¿Qué puede haber visto el bienaventurado Dios en el hombre que le indujo a buscarlo? Lo mismo que vio el pastor en la oveja perdida, o lo que sintió la mujer cuando buscaba la dracma perdida, o lo que el padre vio en su hijo pródigo y extraviado (Lucas 15). El pecador tiene valor a los ojos de Dios, pero en qué consiste ese valor, sólo la eternidad podrá revelarlo.
¿Cuál fue la respuesta del pecador a esta búsqueda fiel y compasiva del Dios bendito? ¡Ay! la respuesta sólo sirve para revelar lo hondo del abismo en que el hombre había caído. “Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (3:10-12). Continuará...
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