GÉNESIS PARTE 56
GÉNESIS
Deseos de la carne, deseos de los ojos y vanagloria de la vida
CAÍN Y ABEL: DIFERENTE ACTITUD DE DOS PECADORES ANTE DIOS
Las dos naturalezas
Ahora bien; como el modo de derivar la naturaleza del primer hombre es el de la generación natural, de la misma manera se ha de derivar una nueva naturaleza del Segundo Hombre por medio de un nuevo nacimiento. Toda vez que hemos nacido en la carne como hijos de Adán, participamos de su naturaleza carnal. Al nacer de nuevo participaremos de la naturaleza del nuevo Progenitor. Un recién nacido, aunque es incapaz de realizar un acto semejante al que causó la caída de Adán, participa, sin embargo, de la misma naturaleza de él. Así también el recién nacido en Jesús —el alma regenerada aunque no toma parte alguna en la obra divina por medio de la cual el Salvador guardó una obediencia perfecta, llega a ser partícipe de su naturaleza divina. Así como es cierto que esa naturaleza humana produce inevitablemente el pecado, igualmente cierto es que la otra naturaleza obra la justicia. El pecado es del hombre, la justicia es de Dios. Pero en todo caso ese pecado y esa justicia se manifestarán como elementos inherentes a la naturaleza de la que emanan. El hijo de Adán participa de la naturaleza de su jefe (o cabeza) en todas sus maneras de pensar, sentir y obrar, y el hijo de Dios, de igual manera, participa de la naturaleza divina en sus modos de obrar, sentir y pensar. La primera naturaleza es así porque ha sido engendrada de la voluntad de hombre, la segunda obra de conformidad con la voluntad de Dios (Juan 1:13). Santiago nos dice que “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad” (Santiago 1:18).De todo esto se deduce que Abel no era diferente de Caín en su naturaleza moral. La distinción entre uno y otro no tuvo su origen en su naturaleza ni en las circunstancias que les rodeaban, pues en estas cosas no hubo diferencia (Romanos 3:22). ¿A qué se debió, pues, que hubiese tan grande contraste en sus obras? La contestación es muy fácil, porque el Evangelio de la gracia de Dios lo explica todo. La diferencia no estriba en la distinta naturaleza de los dos hombres, ni en la educación u otras circunstancias, sino sólo en la naturaleza de las ofrendas que presentaron. Aceptará esta interpretación sin murmuración toda persona que sienta que ella misma es pecadora y que reconozca que participa de una naturaleza contaminada. Continuará...

Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario