ACÉRCATE SEDIENTO Parte 3

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 3

Meagan 

—Respira bien, vive bien. Uno está resfriado, el otro no devolvió la llamada. —Entonces solo nos queda el rabino. —Tampoco está disponible. —¿El rabino Cohen? Él nunca sale de viaje. Ha sido nuestro invitado suplente durante diez años. —Quince. Su hermana murió y tuvo que irse a Kansas. —¿Con quién quedamos entonces? ¿Entrevistamos a un invitado por vía telefónica? Ya sabes que no me gusta hacer eso. Ahora la voz de Bishop empezaba a sonar como un trueno y a Eric se le enrojeció la cara. El corredor del noveno piso en el edificio Burbank Plaza había quedado en silencio. 

Todos seguían atareados, pero bastante callados. Nadie envidiaba a Eric en ese momento. —Tampoco se puede hacer una entrevista a distancia, señor Bishop. El sistema dejó de funcionar. —¿Qué? —Por una descarga eléctrica durante la tormenta de anoche. —¿Hubo tormenta anoche? —preguntó Bishop a todos los que pudieran escucharlo. Eric se encogió de hombros. —Ya estábamos enlazados con el médico del presidente cuando descubrimos los problemas técnicos. No podemos recibir señales externas. La sonrisa histriónica había desaparecido hacía rato de la cara de Bishop. —No tenemos invitados y no hay señal externa, ¿por qué no me llamaste? Eric sabía que le valía más abstenerse de contestar honestamente. —¿Ya hay gente en el estudio?

—Está repleto. Vinieron a ver al doctor Allsup. —¿Qué hacemos entonces? —demandó Bishop. —¡Diez minutos! —dijo una voz. —Tenemos un invitado —explicó Eric mientras se encaminaba despacio hacia la puerta del estudio—. Ya está en maquillaje. —¿Dónde lo encontraste? —Creo que él nos encontró —ahora ambos caminaban con paso acelerado —. Me envió un mensaje electrónico hace una hora. —¿Cómo consiguió nuestra dirección? —No sé. Tampoco sé cómo se enteró de nuestro problema, pero está al tanto. 

Continuará...


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