ACÉRCATE SEDIENTO Parte 5

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 5

Meagan 

—¿Primera vez en el programa?" —Sí. —¿Primera vez en la costa oeste? —Se podría decir que sí. Meagan aplicó polvos de base a sus mejillas y luego se detuvo. Él la estaba mirando fijamente. —¿Es indispensable hacer esto? —preguntó. No disfrutaba para nada la rutina. —Esto evita que la cara le brille demasiado —le explicó. Mientras le aplicaba el maquillaje, Jesse cerró sus ojos y después los abrió para mirarla, sin decir palabra. Meagan se preguntó qué estaría pensando. Cuando los hombres se la quedaban mirando, ella sabía qué tenían en mente. Probable-mente es igual a los demás. Se puso detrás de la silla y le mojó el pelo con un rociador. Él cerró otra vez los ojos. Ella se miró en el espejo, sintiendo curiosidad por lo que él pensara de ella al ver su rosa tatuada en el cuello, su pelo negro estilizado y sus uñas brillantes. Se había amarrado la camiseta en la espalda para dejar expuesto su estómago. Un aspecto muy distante al que tuvo como directora de la orquesta de secundaria. Su hermano mayor, que administraba la farmacia familiar en Missouri, siempre la llamaba para decirle: «No te vayas a poner un tatuaje, ¿me oyes? Y quítate esas arandelas de la nariz». Ella no le prestaba atención.

En realidad no le importaba lo que él pensara. Después de todo, tenía 21 años. ¿No puede una chica tener su propia vida? —¿Arquitectura? La pregunta de una sola palabra tomó a Meagan por sorpresa. —¿Qué? Jesse abrió los ojos, y con ellos le guió a la bolsa abierta que estaba sobre el mostrador. Podía verse la portada de la revista Architectural Digest. —Es como un interés secreto que tengo —explicó ella—. Quién sabe, algún día...— ¿Tienes otros secretos? Meagan suspiró. De todas las insinuaciones posibles. —Ninguno que necesite contarle —se encogió de hombros. Los hombres nunca dejaban de asombrarla. La advertencia de su madre fue correcta: No importa qué tan bueno sea el mozuelo, primero echa la cuerda y después viene el anzuelo. Durante unos minutos ninguno habló palabra. Así le gustaba a Meagan. Ella encontraba seguridad en el silencio. En cambio, Jesse no había terminado. 

Continuará,,,


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