ACÉRCATE SEDIENTO Parte 9

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 9

Meagan 

Él dijo muy poco mientras esperaba su café. Ella habló todavía menos, al principio. No obstante, tras romper el hielo, le contó toda su historia. Fue dejada por un novio en Missouri. Se cansó de su familia. Alguien le dijo que podía ganar dinero fácil haciendo comerciales. Huyó a la costa oeste. Se sometió a audición tras audición y rechazo tras rechazo. Finalmente decidió entrar a la escuela de cosme-tología.

—Ni siquiera terminé el curso —confesó—. Me enteré de una oportunidad en el programa de Bentley Bishop. Fui a una entrevista y... —desvió la mirada— después de hacer lo que quiso, me contrató. Y ahora —dijo mientras le salía una lágrima—, estoy aquí. Pago el arriendo y no aguanto hambre. Tengo veintiún años de edad y ya aprendí a sobrevivir en Los Ángeles, como diría la canción del despecho. Pero estoy bien. Por lo menos eso es lo que me digo a mí misma.

El emparedado de Jesse llegó. Él le ofreció la mitad pero ella no quiso. Después de unos cuantos mordiscos, él se limpió los labios con una servilleta. —Meagan, yo te conozco. He visto las manchas que dejan las lágrimas en las almohadas y te he visto recorrer las calles porque no podías dormir. Te conozco y sé que detestas aquello en lo que te estás convirtiendo.

—Bueno —dijo Meagan mientras se tocaba el ojo con un nudillo del dedo—, si eres tan buen adivinador dime: ¿Dónde está Dios en medio de todo esto? Le he buscado durante mucho, mucho tiempo. —Con un aumento repentino en el volumen de su voz, empezó a enumerar con los dedos sus malas acciones—. Abandoné a mis padres, me acuesto con mi jefe, he pasado más tiempo en bares que en iglesias y estoy cansada, ¡harta de todo esto! —se mordió el labio y bajó la mirada. 

Continuará...


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