APLAUSO DE CIELO 67 PARTE

 


APLAUSO DE CIELO 67 PARTE

DICHOSOS… LOS PACIFICADORES…

14: SEMILLAS DE PAZ

¿Quiere ver un milagro? Haga esta prueba. Tome una semilla del tamaño de una peca. Póngala bajo varios centímetros de tierra. Déle suficiente agua, luz y fertilizante. Y prepárese. Una montaña será movida. No importa que la tierra sea millones de veces más pesada que la semilla. La semilla la empujará hasta correrla. Cada primavera, soñadores de todo el mundo plantan pequeñas esperanzas en suelo arado. Y cada primavera, sus esperanzas presionan contra lo imposible y florecen. Nunca subestime el poder de una semilla. Que yo sepa. Santiago, el escritor de la epístola, no era agricultor. Pero conocía el poder de una semilla en suelo fértil. «Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz».  El principio de la paz es la misma que el principio de las cosechas: Nunca subestimar el poder de una semilla. La historia de Heinz es un buen ejemplo. Europa 1934. La plaga de antisemitismo de Hitler estaba infectando al continente. Algunos lograrían escapar de ella. Otros morirían a causa de ella. Pero Heinz, un niño de once años, aprendería de ella. Aprendería el poder de sembrar semillas de paz. Heinz era judío.

La aldea bávara de Fürth, donde vivía Heinz, se iba plagando de jóvenes rufianes de Hitler. El padre de Heinz, un maestro, perdió su trabajo. Se acabaron las actividades recreativas. La tensión en las calles iba en aumento. Las familias judías se aferraron a las tradiciones que los unían: acatamiento del día de reposo, de Rosh Hashanah, de Yom Kippur. Antiguas costumbres adquirieron nuevo significado. Al hinchar y oscurecerse las nubes de persecución, estos antiguos preceptos se convirtieron en precioso escondedero en una poderosa roca. Y a medida que las calles se iban convirtiendo en campo de batalla, tal seguridad equivalía a supervivencia. Los jóvenes de Hitler merodeaban por los vecindarios buscando dificultades. El joven Heinz aprendió a mantener los ojos abiertos. Cuando veía una banda de alborotadores, se pasaba al otro lado de la calle. A veces lograba escapar de una pelea… otras veces no. Continuará...


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