JOB Y SUS AMIGOS parte 28


 JOB Y SUS AMIGOS parte 28

2:DISCURSOS DE LOS AMIGOS DE JOB

Nuestro renunciamiento propio debe ir en proporción a la medida de nuestros privilegios espirituales. Lamentablemente, no siempre es así. Profesamos las más elevadas verdades; pero ellas no forman nuestro carácter ni gobiernan nuestra conducta. Hablamos de nuestra vocación celestial; pero nuestros caminos son terrenales y algunas veces carnales o todavía peores. Profesamos disfrutar la más alta posición; pero nuestro estado práctico no está a tono con ella. Nuestra verdadera condición no responde a nuestra asumida posición. Somos presumidos, susceptibles, caprichosos y fácilmente irritables. Somos tan propensos a embarcarnos en la empresa de la justificación propia como nuestro patriarca Job. 

Por otro lado, cuando nos sentimos obligados a dirigirnos a alguien en actitud y tono de reprensión, ¡con qué rudeza, tosquedad y aspereza desempeñamos esta necesaria labor! ¡Qué poco tacto y qué poca suavidad en el tono! ¡Cuánta falta de dulzura y de ternura! ¡Qué poca bondad, qué poco de ese “bálsamo excelente” (Salmo 141:5)! ¡Qué difícil es hallar entre nosotros corazones quebrantados y ojos llorosos! ¡Qué miserable capacidad para guiar a nuestro hermano extraviado a agachar la cabeza y a humillarse! ¿A qué se debe? Simplemente a que nosotros mismos no cultivamos el hábito de agachar la cabeza y de humillarnos. Si, por un lado, permitimos, como Job, dar rienda suelta a nuestro egotismo y a nuestra propia justificación, seremos, por el otro, tan incapaces como sus amigos de provocar en nuestro hermano el juicio de sí mismo. ¡Cuán a menudo hacemos gala de nuestra experiencia, como Elifaz; o gustamos de un espíritu legal, como Zofar; o introducimos la autoridad humana, como Bildad! ¡Cuán poco se ve en nosotros el espíritu y la mente de Cristo! ¡Cuán poco se ve el poder del Espíritu Santo o la autoridad de la Palabra de Dios! No es nada agradable escribir estas cosas. Todo lo contrario. Pero sentimos que es nuestro deber hacerlo. Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario