DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 12

 


DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 12

Introducción

Pero la actitud de Israel en el capítulo 7 forma un contraste perfecto con la escena del capítulo 4. “Y Samuel dijo: Reunid a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová. Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová” (una expresión de su débil y desvalida condición), “y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado” (1 Samuel 7:5-6). Era una obra efectiva, y podemos decir: “Dios estaba allí”. No vemos allí la confianza en un mero símbolo o en una forma sin vida, ninguna pretensión ni vana presunción, ningún ruido ni ninguna jactancia, todo es real y profundo. Sus lamentos, el agua que derraman, el ayuno, la confesión, todo indica el gran cambio que se produjo en la condición moral de Israel. Ahora recurren al “sacerdote fiel”, y, por él, al mismo Jehová. No hablan ahora de ir a buscar el arca, no; su palabra es: “Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para que (él) nos guarde de la mano de los filisteos. Y Samuel tomó un cordero de leche y lo sacrificó entero en holocausto a Jehová; y clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó” (1 Samuel 7:8-9). Allí estaba la fuente de la fuerza de los israelitas. El cordero de leche ofrecido enteramente a Jehová, daba a las circunstancias de ellos un nuevo aspecto, era un nuevo punto de partida en el curso de su historia. 

Y obsérvese que los filisteos parecen haber ignorado por completo todo lo que había pasado entre Jehová e Israel. Se imaginaban, sin duda, que, al no oírse gritos de triunfo, los israelitas estaban, si es posible, en una condición más miserable que antes. No hicieron que la tierra temblara nuevamente a causa de sus gritos, como en el capítulo 4, pero, ¡ah, había una obra silenciosa, que el ojo de un filisteo no podía ver y que el corazón de un filisteo no podía apreciar! Continuará...


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