DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 9

 


DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 9

Introducción

Podemos bendecir al Señor por la seguridad que nos da de su fidelidad: “El no puede negarse a sí mismo”. “El fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2:13, 19). Por eso, hasta en los tiempos más sombríos, él mismo mantendrá su verdad y suscitará un testimonio para sí, aunque sea en la casa de Dagón. Los cristianos pueden abandonar los principios de Dios, pero los principios permanecen. Su pureza, su poder, su virtud celestial, en nada se ven afectados por la inconstancia y la inconsecuencia de profesantes infieles; y, finalmente, la verdad triunfará. 

Los filisteos querían guardar en medio de ellos el arca de Dios, pero sus esfuerzos resultaron ser un completo fracaso. No podían hacer que Dagón y Jehová permaneciesen juntos: era una tentativa impía. “¿Qué concordia tiene Cristo con Belial?” Absolutamente ninguna. La medida de Dios nunca puede rebajarse, para adaptarse a los principios que gobiernan a los hombres de este mundo; y querer tener a Cristo de una mano y al mundo de la otra, no puede sino terminar en vergüenza y confusión de rostro. Sin embargo, ¡cuántas personas hay que intentan seguir este camino! ¡Cuántos hay, para quienes la gran cuestión consiste en saber lo que podrán retener del mundo sin sacrificar el nombre y los privilegios de cristianos! Es uno de los males más peligrosos, una trampa de Satanás, y, con toda propiedad, bien puede ser caratulado como el más refinado egoísmo. Es bastante triste por cierto ver a los hombres andar en la iniquidad y corrupción de su propio corazón; pero asociar el mal con el santo nombre de Cristo, es la cima de la perversidad. Continuará...


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