DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 25

 


DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 25

1- DAVID ES UNGIDO REY 

Ahora vamos a nuestro tema, tan rico y variado: la vida y los tiempos de David, rey de Israel. En toda la Escritura, podemos ver cuán maravillosamente el Dios de gracia supo sacar siempre el bien del mal. Para Israel fue un pecado rechazar a Jehová su Rey, con el fin de tener un hombre a su cabeza; y, en este hombre, que fue el primero en llevar el cetro en medio del pueblo, habían aprendido cuán vana es la ayuda del hombre. Pero Jehová iba a hacer salir de la insensatez y del pecado de su pueblo, una rica cosecha de bendición. Saúl había sido rechazado, según los designios de Dios. Había sido pesado en la balanza y hallado falto; el reino iba a ser arrebatado de su mano y entregado a un hombre según el corazón de Dios. Este hombre debía ocupar el trono, para la gloria de Dios y para la bendición de Israel.  

“Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?” (1 Samuel 16:1). Estas palabras nos introducen en el secreto del dolor de Samuel con respecto a Saúl durante el largo período de su separación de él. En el último versículo del capítulo 15, leemos: “Y Samuel no volvió a ver más a Saúl, hasta el día de su muerte; Samuel empero lamentaba a Saúl” (VM). Era natural. Había, en la triste caída de este desdichado hombre, muchas cosas susceptibles de afectar profundamente el corazón. En otro tiempo, hizo brotar de la boca del pueblo este grito: “¡Viva el rey!” (capítulo 10:24). Más de una mirada, sin duda, más de un corazón lleno de entusiasmo, se había detenido sobre este varón “joven y hermoso”, y ahora, todo esto se esfumó. Saúl fue rechazado por Dios, y Samuel se había visto forzado a tomar respecto de él un lugar de entera separación. Era la segunda persona que Samuel veía despojada de su cargo. Al principio de su carrera, había sido portador de malas noticias para Elí; y, ahora, al término de su curso, había sido encargado de anunciar a Saúl el juicio de Dios sobre su conducta. Continuará...


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