EL HOMBRE DE DIOS Capítulo 7

 


EL HOMBRE  DE DIOS 

“A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” 

(2 Timoteo 3:17) 

             1- EL HOMBRE NATURAL

Y esto no es todo. Mucho es de temerse también que gran número de los predicadores de hoy, en sus esfuerzos por simplificar el Evangelio, pierden de vista la eterna necesidad de arrepentimiento, y la necesidad esencial de la acción del Espíritu Santo, sin la cual la supuesta fe es un mero ejercicio humano que desaparece como la niebla de la mañana, dejando al alma todavía en la región de la naturaleza, satisfecha consigo misma, recubierta con el lodo suelto de un evangelio simplemente humano que grita “¡Paz! ¡paz! cuando no hay paz”, pero el peligro es inminente (véase Ezequiel 13:10; Jeremías 6:14). Todo esto es muy serio, y debería conducir a un profundo ejercicio de alma. Llamamos la atención del lector para que dé a esta cuestión una seria e inmediata consideración. Le suplicamos que responda ahora a la siguiente pregunta: «¿Tiene Ud. la vida eterna?» «¿La tiene?». “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36). ¡Qué gran realidad! Si no la tiene, no tiene nada. Todavía está sobre la base de la naturaleza, de la cual tanto hemos hablado. Sí, todavía está allí, sin importar si es el mejor de los ejemplos que hemos presentado: amable, culto, atento, franco, generoso, leal, honesto, encantador, querido, ilustrado, instruido, e incluso piadoso en un sentido puramente humano. Usted puede ser todo esto y, sin embargo, no tener una sola pulsación de vida eterna en su alma. 

Esto puede sonar duro y severo. Pero es la verdad. Tarde o temprano descubrirá que es la verdad. Quisiéramos que se de cuenta de esto ahora. Que vea que está en total bancarrota, en el más amplio sentido del término. Una declaración de quiebra ha sido formulada contra usted en el tribunal superior del cielo. “Los que están en la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:8, VM). ¿Ha ponderado alguna vez estas palabras? ¿Ha visto alguna vez estas palabras aplicadas a su propia vida? Mientras permanezca sin arrepentirse, sin convertirse y sin creer, no puede hacer ni una sola cosa que agrade a Dios. Ni una sola. “En la carne” y «sobre la base de la naturaleza» significan lo mismo; y mientras usted esté allí, en esa condición, no puede agradar a Dios. “Es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7); debe ser renovado desde lo más profundo de su ser. Continuará...


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