CONVERSIÓN ¿QUÉ ES? Capítulo 20

4 - LA VERDADERA NATURALEZA DE LA CONVERSIÓN Fue mucho más que cualquiera o todas estas cosas. Se trató del solemne descubrimiento de que toda su pasada carrera había sido una gran, oscura, monstruosa mentira. Fue la real convicción de corazón de esto. La luz divina se había abierto paso en sus almas, y en el poder de esa luz ellos se juzgaron a ellos mismos y la totalidad de su historia previa. Hubo una renunciación a fondo de ese mundo que había gobernado hasta aquí los afectos de sus corazones; ni una pizca de él debía ser exceptuada. Podemos preguntar, ¿y qué produjo este cambio maravilloso? Simplemente la Palabra de Dios convenció a sus almas en el gran poder del Espíritu Santo. Hemos hecho referencia al relato inspirado de la visita del apóstol a Tesalónica. Se nos dice que él "discutió con ellos basándose en las Escrituras." (Hechos 17:2 - RVA). Él procuró traer sus almas al contacto directo con la Palabra de Dios viva y eterna. Él no trajo una mera influencia humana para imponerla sobre ellos. No hubo ningún esfuerzo para actuar sobre sus sentimientos e imaginación. El bendito obrero juzgaba que todas estas cosas eran absolutamente sin valor. No tenía confianza de ninguna clase en ellas. Su confianza estaba en la Palabra y en el Espíritu de Dios. Él asegura justamente esto a los Tesalonicenses de la manera más conmovedora, en el capítulo 2 de su epístola. " Por lo cual", él dice, "también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes." (1 Tesalonicenses 2:13). Esto es lo que podemos llamar un punto cardinal y vital. La Palabra de Dios, y sólo eso, en la poderosa mano del Espíritu Santo, produjo estos grandes resultados en el caso de los Tesalonicenses, quienes llenaron el corazón del amado apóstol con sincera acción de gracias a Dios. Continuará...

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