EL YUGO DESIGUAL Capítulo 1

INTRODUCCIÓN Toda persona que procura sinceramente una marcha cristiana más pura y elevada, tanto para sí como para los demás, no puede dejar de experimentar un sentimiento inefable de tristeza y abatimiento al contemplar el cristianismo de nuestros días. Su tono está tan extremadamente bajo, su aspecto tan insalubre y su espíritu tan débil, que uno, a veces, se siente tentado a perder toda esperanza de encontrar algo que se asemeje a un auténtico y fiel testimonio a un Señor ausente. Todo esto es tanto más deplorable cuando recordamos los motivos imperiosos que, por privilegio especial, deberían animarnos. Ya sea que consideremos al Maestro a quien somos llamados a seguir, a la senda por la cual somos llamados a andar, al objeto en que debemos mantener fija nuestra mirada o a las esperanzas que deberían animarnos, no podemos sino reconocer que si penetráramos más en la realidad de todas estas cosas y si las mismas fuesen llevadas a cabo con una fe más simple, presentaríamos, con toda seguridad, una marcha cristiana más ferviente. “El amor de Cristo —dice el apóstol— nos constriñe” (2.ª Corintios 5:14). Éste es el motivo más poderoso de todos. Cuanto más lleno está el corazón del amor de Cristo, y más fijo está el ojo espiritual en su bendita Persona, tanto más de cerca procuraremos seguir sus huellas celestes. Sus pisadas sólo pueden ser advertidas por un «ojo sencillo»; y a menos que la voluntad propia sea quebrantada, la carne mortificada y el cuerpo puesto en sujeción, fracasaremos por completo en nuestra marcha como discípulos y “haremos naufragio en cuanto a la fe y a una buena conciencia”. Que el lector no me mal interprete. Aquí no se trata en absoluto de la cuestión de la salvación personal. Se trata de otra cosa totalmente diferente. Nada puede ser más miserablemente egoísta —tras haber obtenido la salvación como el fruto de la agonía de Cristo, de su sudor de sangre, de su cruz y de su pasión— que mantenernos a la mayor distancia posible de su sagrada Persona sin perder nuestra seguridad personal. Continuará...

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