EL YUGO DESIGUAL Capítulo 20

2- EL YUGO DESIGUAL COMERCIAL Se va a hundir en un laberinto de dificultades y de dolores. “Arará” el campo con un hombre cuyos sentimientos, instintos y tendencias son diametralmente opuestos a los suyos. «Un buey y un asno» no son tan diferentes, en todo respecto, como un creyente y un incrédulo. ¿Cómo podría alguna vez concordar? Él quiere ganar dinero —sacar buenas ganancias—, congeniar con el mundo y progresar en él; en cambio Ud. siente (o al menos debería sentir) la necesidad de crecer en la gracia y la santidad, de promover los intereses de Cristo y de su Evangelio en la tierra y de proseguir su camino rumbo al reino eterno de nuestro Señor Jesucristo. El objeto de él es el dinero; el suyo, espero, Cristo. Él vive para este mundo; Ud., para el mundo venidero. Él está ocupado en las cosas temporales; Ud., en las que pertenecen a la eternidad. ¿Cómo, pues, podría encontrarse en el mismo terreno? Sus principios, motivaciones, objetos y esperanzas son completamente opuestos. ¿Cómo sería posible que tuvieran algo en común? Seguramente sólo basta considerar todo esto con un ojo sencillo para verlo en su verdadera luz. Es imposible que uno que tiene el ojo fijo en Cristo y el corazón lleno de Él, pueda alguna vez unirse bajo un yugo desigual con un socio mundano para el objeto que sea. Permítame, pues, querido lector cristiano, suplicarle una vez más, antes que dé un paso tan terrible —un paso que puede traer consecuencias funestas, tan lleno de peligros para sus mejores intereses así como para el testimonio de Cristo, con el cual es honrado— que considere todo este asunto, con un corazón honesto, en el santuario de Dios, y lo sopese en Su sagrada balanza. Pregúntele a Dios qué piensa de ello, y escuche con una voluntad sumisa y una buena conciencia Su respuesta. Ella es simple y poderosa; tan simple y poderosa como si cayese directamente del cielo: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos.” Pero si, por desgracia, mi lector se hallara ya bajo el yugo, quisiera decirle: Rompa con él lo más pronto posible. Me asombraría sobremanera si todavía no ha descubierto que este yugo es una pesada carga. Continuará,,,

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