LA ASAMBLEA DE DIOS CAPÍTULO 4

1- HAY UNA ASAMBLEA DE DIOS EN LA TIERRA De ahí que, si de alguna manera somos gobernados por el espíritu del mundo; si deseamos exaltar al hombre; si procuramos hacer valer nuestros méritos ante los hombres; si nuestro objetivo es lograr lo que nos parece más atrayente, a saber, una posición honorable que, sin embargo, sea una trampa para nuestras almas, desde ya podemos abandonar nuestra investigación sobre la Asamblea de Dios y refugiarnos en la de las formas de la organización humana, la cual se acomoda mejor a nuestros pensamientos o a nuestra íntimas convicciones. Además, si nuestro objetivo es encontrar una asociación religiosa en la cual se lea la Palabra de Dios, o donde se halle pueblo de Dios, en seguida podremos ver satisfecho ese propósito, pues sería difícil, por cierto, encontrar una sección del cuerpo profesante en la cual no se vea realizada una de esas condiciones (o ambas). Por último, si meramente pretendemos hacer lo mejor que podamos, sin examinar cómo lo hacemos; si nuestro lema es “Per fas aut nefas”[1] en cualquier cosa que emprendamos; si estamos dispuestos a trastrocar aquellas serias palabras de Samuel y decir que «el sacrificio es mejor que la obediencia y la grosura de los carneros que el prestar atención», entonces es más que inútil que prosigamos nuestra investigación sobre la Asamblea de Dios, tanto más cuanto esta Asamblea sólo puede ser descubierta y aprobada por alguien que haya aprendido a huir de las diez mil sendas floridas de la conveniencia humana y a someter su conciencia, su corazón, su inteligencia, todo su ser moral a la suprema autoridad de “Así dice el Señor.” En una palabra, pues, el discípulo obediente sabe que existe una Asamblea de Dios, y él también estará capacitado, por gracia, para encontrarla y para reconocer que su propio lugar está allí. Quien estudia con inteligencia la Escritura, advierte muy bien la diferencia que hay entre un sistema fundado, formado y gobernado por la sabiduría y la voluntad del hombre y la Asamblea que se reúne alrededor de Cristo el Señor y que es gobernada por Él. Continuará...

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