COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 14
Tomo I
4- EL CRISTIANO Y LA LEY
¿Es la ley una «regla de vida» para el cristiano?
Obsérvense dos cosas en este último pasaje citado:
1.º “Estamos libres de la ley”
2.º No para hacer lo que agrada a la vieja naturaleza, sino para que sirvamos “en novedad de espíritu”.
Aunque fuimos librados de esclavitud, es nuestro privilegio “servir” en libertad. Asimismo, leemos también en este capítulo:
“Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte” (v. 10).
Evidentemente, la ley no demostró ser una prueba de vida para él.
“Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí” (v. 9).
Independientemente de quién represente el “yo” en este capítulo de la epístola a los Romanos, él estaba vivo hasta que vino la ley, y entonces murió. De ahí, pues, que la ley no podía haber sido una regla de vida para él; ella, en realidad, era todo lo contrario: una regla de muerte.
Es evidente, pues, que un pecador no puede ser justificado por las obras de la ley; y es igualmente evidente que la ley no constituye la regla de vida del creyente:
“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10).
La ley no reconoce ninguna distinción entre un hombre nacido de nuevo y otro que no lo es; maldice a todos los que intentan colocarse ante ella; rige y maldice a un hombre entretanto éste vive. Nadie como el verdadero creyente reconocerá plenamente que es incapaz de guardarla, y nadie así estaría más completamente bajo la maldición. Continuará...
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