COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 15

Tomo I 4- EL CRISTIANO Y LA LEY ¿Es la ley una «regla de vida» para el cristiano? ¿Cuál es, pues, el fundamento de nuestra justificación? Y ¿cuál es nuestra regla de vida? La Palabra de Dios responde de la siguiente manera: Somos “justificados por la fe de Cristo” (Gálatas 2:16), y Cristo es nuestra regla de vida. Él llevó todos “nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero” (1.ª Pedro 2:24). Cristo fue “hecho por nosotros maldición” (Gálatas 3:13). Él bebió por nosotros la copa de la justa ira de Dios “hasta sus sedimentos” (Isaías 51:17; Juan 18:11). Despojó a la muerte de su aguijón, y al sepulcro de su victoria (1.ª Corintios 15:55-56). Dio su vida por nosotros. Descendió hasta la muerte, donde estábamos nosotros, a fin de conducirnos a una eterna asociación con Él en vida, justicia, favor y gloria delante de nuestro Dios y de Su Dios, de nuestro Padre y de Su Padre. (Véanse cuidadosamente los siguientes pasajes: Juan 20:17; Romanos 4:25; Romanos 5:1-10; Romanos 6:1-11; Romanos 7. Romanos 8:1-4; 1.ª Corintios 1:30, 31; 1.ª Corintios 6:11; 1.ª Corintios 15:55-57; 2.ª Corintios 5:17-21; Gálatas 3:13, 25-29; Gálatas 4:31; Efesios 1:19-23; Efesios 2:1-6; Colosenses 2:10-15; Hebreos 2:14, 15; 1.ª Pedro 1:23.). Si el lector pondera con oración todos estos pasajes de las Escrituras, verá claramente que no somos justificados por las obras de la ley, y no sólo eso, sino que también verá cómo somos justificados. Verá los profundos y sólidos fundamentos de la vida, la justicia y la paz cristianas, conforme a los consejos eternos que Dios tenía en sus planes, puestos en la consumada expiación de Cristo, desarrollados por Dios el Espíritu Santo en la Palabra escrita, y hechos efectivos en la bienaventurada experiencia de todos los verdaderos creyentes. Luego, en cuanto a la regla de vida del creyente, el apóstol no dice: «Para mí el vivir es la ley», sino: “Para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21). Cristo es nuestra regla, nuestro modelo, nuestra piedra de toque, nuestro todo. Lo que el cristiano debiera preguntarse continuamente en su vida, no es: «¿Es esto conforme a la ley?», sino: «¿Es esto conforme a Cristo?». Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario