COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 62

Tomo I 11- JESÚS DESAMPARADO DE DIOS Salmo 22 Allí, en el grado más elevado, el dolor, la angustia y la amargura del rechazo tuvieron lugar; ¿acaso no lo sentía? La gloria de su persona ¿acaso lo volvía incapaz de sufrir? Esta idea negaría su humanidad. Y podemos agregar que su divinidad le hizo soportar y sentir como ningún otro hubiese podido hacerlo. “He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos; entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Mas tú, Jehová, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, y líbrame de los cuernos de los búfalos” (v. 1421). No obstante, el Señor Jesucristo reivindica perfectamente a Dios quien lo desamparó. Otros habían clamado antes y todos habían sido librados. Pero no debía ser así para él, porque el sufrimiento debía ir hasta lo sumo, el pecado debía ser expiado justamente, y no por el poder sino por medio del sufrimiento. Pero, ¿qué es lo que resuena en nuestros oídos cuando la última gota de la copa se ha vaciado?: “Líbrame de los cuernos de los búfalos. Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré” (v.21- 22). Ahora que ha resucitado de entre los muertos, dice: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos”. Ya lo había anunciado: tal fue su ministerio aquí abajo, pero ahora era sobre un fundamento completamente nuevo.Continuará...

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