7- La sabiduría ecléctica Parte 3


 7- La sabiduría ecléctica Parte 3

Dedica un momento a ver realmente

Todos hemos oído el consejo: hay que saber detenerse a oler las rosas, pero ¿con cuánta frecuencia nos tomamos, en realidad, el tiempo necesario para salir del ritmo frenético de la vida actual para contemplar el mundo que nos rodea? Son demasiadas las veces que nos dejamos atrapar por nuestra agenda repleta o por el recuerdo de lo que tenemos que decir en nuestra próxima conferencia, o que nos distraemos con el tránsito urbano o con la vida en general, hasta el punto de que ni siquiera nos damos cuenta de que hay otras personas a nuestro alrededor.

Yo soy tan culpable como cualquier otro de desconectarme del mundo, especialmente cuando conduzco por las atestadas calles de California. Hace poco, sin embargo, fui testigo de algo que me hizo ver hasta qué punto el hecho de andar siempre refugiándome en mí mismo me ha impedido tomar plena conciencia de la imagen de todo lo que me rodea. Acudía en mi coche a una reunión de negocios y, como es habitual, iba planeando mentalmente lo que quería decir, cuando llegué a un cruce muy atestado con el semáforo en rojo. «Vale —pensé—, si me adelanto a todos, podré pasar el próximo semáforo.» Tenía la mente y el coche con el piloto automático puesto, a punto para arrancar, cuando repentinamente una visión inolvidable me arrancó de mi trance. Una joven pareja, ciegos los dos, estaban cruzando, tomados del brazo, mientras los coches zumbaban en ambas direcciones. El hombre llevaba de la mano a un niño pequeño, mientras que la mujer apretaba contra el pecho una mochila porta-bebés, evidentemente ocupada. Cada uno llevaba un delgado bastón blanco, con el que buscaba a tientas las pistas para salir indemne de la aventura de aquel cruce. 

Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario