ACÉRCATE SEDIENTO Parte 15

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 15

UNO

El corazón deshidratado

Era el equivalente al vaticano en domingo de resurrección. Uno casi espera que el papa aparezca en el versículo siguiente. Están desplegados los símbolos religiosos como en una venta callejera: el templo, el altar, las trompetas y las túnicas adornadas. Él habría podido apuntar a cualquiera de esos símbolos como una fuente de hidratación espiritual, pero no lo hizo. Estos son símbolos simplemente. Él apunta a sí mismo, al que los símbolos apuntan y en quien se cumplen. La religión apacigua, pero nunca satisface. Las actividades eclesiásticas podrán ocultar la sed, pero solo Cristo la apaga. Bébelo a Él. Y bebe con frecuencia. Jesús emplea un verbo que alude a sorbos reiterados. En sentido literal, dice “venga a mí y beba y siga bebiendo”. Un solo sorbo no apagará tu sed. Los sorbos regulares sacian las gargantas sedientas. La comunión incesante satisface a las almas sedientas.

Para tal fin, te ofrezco esta herramienta: una oración para el corazón sediento. Llévala como el ciclista lleva su botella de agua. La oración incluye cuatro líquidos esenciales para la hidratación del alma: la obra de Dios, la energía de Dios, su señorío y su amor. Señor, vengo sediento. Vengo a beber, a recibir. Recibo tu obra en la cruz y en tu resurrección. Mis pecados son perdonados y mi muerte es derrotada. Recibo tu energía. Revestido de poder por tu Espíritu Santo, puedo hacer todas las cosas por medio de Cristo, que me fortalece. Acepto también tu señorío. Yo pertenezco a ti. Nada viene a mí sin haber pasado primero por ti. Recibo asimismo tu amor. Nada puede separarme de tu amor.

¿Acaso no necesitas sorbos frecuentes de la represa de Dios? Yo sí. Le he ofrecido esta oración en un sinnúmero de situaciones: reuniones angustiosas, días insulsos, recorridos extensos, viajes exigentes, decisiones que someten a prueba el carácter. Muchas veces al día voy al manantial subterráneo de Dios y a cambio de mi pecado y muerte recibo de nuevo su obra, la energía de su Espíritu, su señorío y su amor. Bebe conmigo de su pozo sin fondo. No tienes que vivir con un corazón deshidratado. Recibe la obra de Cristo en la cruz, la energía de su Espíritu, su señorío sobre tu vida, su amor inextinguible e infalible. Bebe hasta lo profundo y bebe con frecuencia, así fluirán de ti ríos de agua viva.


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