ACÉRCATE SEDIENTO Parte 20


 ACÉRCATE SEDIENTO Parte 20

Primera parte Acepta Su Obra

DOS: Vacuna contra el pecado

La calamidad más grande de la vida, desde el punto de vista de Dios, es que la gente muere en pecado. Cristo advirtió en una sentencia: «Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis» (Juan 8.24). Olvidémonos de terremotos o depresiones macroeconómicas. El desastre más grande es llegar a la tumba con nuestros pecados. El cielo no puede concebir una tragedia mayor y el cielo no podría ofrecer un don mayor que este: «Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios» (1 Pedro 3.18). ¿Qué pasaría si un obrador de milagros hubiera hecho algo comparable con la plaga negra? Imagina a un hombre que naciera con resistencia a la bacteria bubónica y que esta no pudiera penetrar su sistema a menos que él así lo permitiera. Por increíble que parezca, esto es exactamente lo que decide hacer. Busca a los infectados y les hace esta oferta: «Toquen mi mano, entréguenme su enfermedad y reciban a cambio mi salud». Los castigados por la fiebre y las llagas no tienen nada que perder. Miran su mano extendida y ellos alargan las suyas para tocarla. Conforme a la palabra del hombre, la bacteria pasa de ellos a él. Por supuesto, el alivio de ellos supone la angustia de él. Su piel se llena de llagas y su cuerpo arde y pierde vigor. Mientras tanto, los sanados se recuperan y se llenan de asombro a medida que la enfermedad desaparece de su organismo. Nuestros libros de historia no cuentan un caso como el anterior, pero sí nuestra Biblia.

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. (Isaías 53.5-6) Cristo respondió al pecado universal con un sacrificio universal, cuando asumió los pecados del mundo entero. Esta es la obra de Cristo por ti. Ahora bien, el cántico de salvación de Dios tiene dos estrofas. Él no solo tomó nuestro lugar en la cruz. Él toma su lugar en tu corazón. Esta es la segunda estrofa: la obra de Cristo en ti. Continuará...


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