ACÉRCATE SEDIENTO Parte 24

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 24

TRES: Cuando la gracia actúa profundamente

«Bonita túnica, hermanito», le dice un día. «Más te vale no ensuciarla. Una sola mancha bastará para que papá te mande al río con las lavanderas». El hermano menor no le hace caso, pero la próxima vez que ve a su padre, examina con rapidez su vestidura para asegurarse de no tener manchas.

Unos cuantos días después el hermano mayor le hace advertencias en cuanto al anillo. —Qué joya tan bonita te dio papá. Para que sepas, él prefiere que la lleves puesta en el dedo pulgar. —¿El pulgar? Él no me dijo eso. —Hay cosas que se supone debes saber. —Pero no me entrará en el pulgar. —¿Qué te has propuesto, agradar a nuestro padre o asegurar tu comodidad?

—dice aquel supervisor ad hoc de la espiritualidad mientras se va por su camino. El hermano mayor no ha terminado. Con la pulcritud de un auditor financiero añade: —Si papá te viera con los cordones sueltos, te quitaría las sandalias. —No hará tal cosa. Fueron un regalo. Él no haría algo así, ¿verdad?

El otrora pródigo se agacha de inmediato para apretar su calzado y, al hacerlo, ve una mancha en su túnica. Mientras trata de limpiarla se da cuenta de que el anillo no está puesto en su pulgar, y es entonces cuando oye la voz de su padre. «Hola, hijo mío». Ahí queda el muchacho, con túnica manchada, sandalias flojas y anillo mal puesto. Sobrecogido por el temor, reacciona con un «perdóname papá», se da la vuelta y sale corriendo. Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario